Expoelearning 2009

El 19 y 20 de Marzo, como ya había comentado por aquí, se celebró en Barcelona Expoelearning 2009. Como formador freelance no tenía muy claro si ir, porque parecía un evento más dedicado a las empresas que a los profesionales libres, pero gracias a un hueco en mi agenda y a las facilidades dadas por la organización (tengo que darle mil gracias a Cristina por las atenciones) finalmente hice el petate y me planté allí, un día tarde pero a tiempo para la segunda jornada de congreso. Vaya por delante, por esto, que mi visión del acontecimiento es incompleta.

Efectivamente no me había equivocado y la orientación del congreso iba más hacia el uso corporativo del e-learning, pero no por ello dejé de sacar provecho a mi incursión. El programa invitaba claramente a asistir a la Moodleparty, un evento de presentación y discusión de aspectos básicos y novedades de la plataforma Moodle. Aunque me llamaba, temí que se tratara de algo más dedicado a quienes no conocen ese LMS (luego me enteré de que hubo hueco para todo), así que opté por «aprender haciendo» con los seminarios prácticos a cargo de tres expertos. Como siempre, hubo de todo, pero me parecieron particularmente útiles los planteamientos de Íñigo Babot -cuyo libro tengo pendiente de lectura- y Javier Martínez Aldanondo, que además de tratar sendos temas que nunca pasan de moda (la formación por competencias y el conocimiento crítico) fueron también muestra de cómo plantear un taller que aproveche el aprendizaje colaborativo. Sin duda lo mejor del día.

La tarde se reveló un parcial chasco, porque las intervenciones del virtualcampus en el que me metí oscilaron entre lo interesante y lo directamente aburrido. Destacaría el intento del profesor Antonio Nazzaro -seguro de que nadie le hará ni caso- por convencer a quien monte una red en un centro propio de que haga hincapié en la seguridad; y la charla de Toni Martínez, de la UOC, que me ha hecho mirar el Windows Media Center con otros ojos (o, directamente, mirarlo, porque aparte de saber que existía no le había dedicado ni un minuto). Tampoco estuvo mal el planteamiento del mundo virtual que están construyendo en esa misma universidad, que aunque habrá que ver cómo termina viene a subrayar la tendencia al v-learning, y sólo por eso ya me resultó atractiva.

Aparte de las experiencias concretas y las afortunadas oportunidades de networking, salí del evento con una sensación ambivalente, más satisfecho que no, pero temiendo haberme perdido alguna charla revolucionaria y deseando que hubiera un poco más de hueco expreso para los formadores como yo. Difícil, claro, cuando los que mueven el invento son las organizaciones; sin embargo, bastantes veces me sentí un paso por delante de lo que me contaban… Eso sí, cualquiera que haya ido buscando un LMS a medida, estaba en el sitio adecuado.

Seguramente repetiré el año que viene, porque no quiero dejar pasar la posibilidad de escuchar esa conferencia que me hará ver algo nuevo de verdad. Esta vez sólo ha ocurrido a ratos, pero creo que es motivo suficiente para estar contento. No todo van a ser revoluciones.

Un paso más en la interactividad

Hoy, después de una mañana inmerso en temas relacionados con la formación in company, he tenido noticia (thanks Irmeli Aro!) de un nuevo giro experimental en el e-learning, de nuevo de la mano del ínclito Stephen Downes. Lo llama «Curso RSS en serie» (serialized RSS course), y lo define como un curso al que puedes suscribirte cuando quieras y cuyas entregas te irán llegando en los siguientes días y semanas a través de RSS, siempre desde el inicio e independientemente del momento en que te hayas suscrito.

Para que sea algo más que simple distribución de contenidos, los feeds incluyen enlaces a recursos externos e imágenes o videos integrados, pero sobre todo, y esta es, a mi juicio, la característica más sobresaliente, la participación de los alumnos también se distribuye, generando sus entradas para el feed y aportando ampliaciones al material, sus propios blogs o artículos, recursos adicionales o ejercicios prácticos resueltos.

Aparte de las aplicaciones en cualquier curso e-learning, me parece especialmente interesante para programas de formación in company (y quizá más aún la de tipo informal, con un buen dispositivo móvil que lea RSS) en los que las nuevas incorporaciones a la plantilla de la empresa pueden acomodar su formación básica a su propio calendario, sin depender de agendas de grupo, a la vez que aprovechan el trabajo de sus predecesores y aportan calidad para si mismos y los que vengan detrás.

Buenas ideas para el e-learning

Sé que me repito, pero hoy en e-learning, conocimiento en red y web colectiva veo un video de PICOL muy interesante. El tema es la historia de Internet y es de lo más entretenido, pero lo que me llama la atención, como otras veces, es el estilo del video: simple, limpio y usando la imagen animada como apoyo de una explicación en audio bien estructurada.

Aunque quizá es un poco largo para incluirlo tal cual en un curso online, está claro que explicar conceptos de este modo, haciendo algo similar a un mapa mental animado para guiar la atención del receptor, favorece el aprendizaje y mantiene el interés del alumno. Y si además imitamos el carácter hipertextual de la red para hacer estructuras no lineales al exponer la información (es decir, que se pueda saltar de un concepto a otro a voluntad, con un número limitado de enlaces para no perdernos, en lugar de seguir necesariamente un camino ya marcado), tenemos un buen planteamiento de base para diseñar nuestros cursos.

Tecnicismos o vagancia

No hay día que no lea algo sobre e-learning (o sobre las características de la red en general) que no me encuentre con dos palabras relativas a las formas de comunicación: asíncrono, que es aquello que no ocurre a la vez que otra cosa -en el caso al que aludo sería la comunicación que no tiene lugar con la participación simultánea de los implicados, como un foro, el correo electrónico o este blog-; y síncrono, que no quiere decir nada.

Y aunque no signifique nada, ahí está, en una página tras otra, la bendita «comunicación síncrona» que se hace hueco para referirse a los chats, voz sobre IP y demás, cuando el español tiene una palabra para nombrar lo que ocurre simultáneamente a otro evento: sincrónico.

Lo que me lleva a la reflexión del título: cuando nos encontramos una palabra que no hemos oído en la vida y que aparece casi a la deriva en un texto plagado de tecnicismos, la tendencia es añadirla sin miramientos al vocabulario propio y así dar un paso más en la jerga de los entendidos. Esto tiene un pase con los obvios neologismos que salen al paso, pero no al sustituir palabras que ya existen por otras inventadas, mal copiadas o mal traducidas, simplemente porque no nos ha dado la gana de buscar cinco segundos.

En un campo como la formación, en el que a los profesionales se nos supone formados en general, no estaría de más que anduviéramos con más ojo y no tragáramos con todo.

Esto sí es e-learning

David Wiley pone en marcha el primer curso universitario de Educación Abierta con un diseño de juego de rol multijugador

A través del interesante y altamente especializado blog de Dolors Capdet (que tengo entre mis favoritos desde hace tiempo) me entero de una iniciativa de David Wiley -creador del OpenContent– para desarrollar un curso sobre aprendizaje abierto que destaca por su originalidad y total inmersión en el aprendizaje 2.0.

Os remito a la entrada original, porque poco puedo decir yo que no diga ella. Bueno, sí, que igual me animo a apuntarme, aunque sospecho que me va a hacer sudar tinta.

Seamos serios…

Me llama la atención el artículo aparecido hoy en el suplemento Negocios de El País: Aprenda jugando y esquive el paro, se llama.

Resulta ser un análisis somero de dos tendencias en tiempo de crisis: por un lado, las organizaciones recortan sus presupuestos de formación y hacen más hincapié en el e-learning (que reduce costes), y por otro los trabajadores aumentan el gasto en cursos para evitar el despido o salir del desempleo. Todo bastante lógico y con un par de cuestiones que tal vez trate en otra entrada, pero mi primera reflexión es sobre el encabezado.

Entiendo que el título está puesto para atraer al ojo del lector, pero teniendo en cuenta que en el cuerpo del texto no se hace ni media mención al aspecto más lúdico que pueda tener el e-learning, no le veo mucho sentido. Y sin ese matiz, encuentro un tanto exasperante esa identificación entre aprender a través del ordenador y el juego. Si hablásemos de formación a través de videojuegos (una de las múltiples posibilidades que se desarrollan en eso que se da en llamar u-learning o aprendizaje ubicuo, y que sin duda es la tendencia que viene) o de formación presencial lúdica tipo serious play, todavía tendría un pase. Pero ese titular refleja una de esas ideas preconcebidas que, me da la sensación, no están basadas simplemente en el desconocimiento, sino que residen también en la cabeza de muchos responsables de cursos online. La mayoría de las plataformas rebosan de botoncitos llamativos, mascotas sonrientes y autoevaluaciones planteadas en forma de sopa de letras.

Con lo bien que queda un interfaz limpio, un uso intensivo de las posibilidades multimedia que no se limite a leer y apretar botones, y en general un diseño que no parezca pensada para escolares de Primaria… ¿por qué alimentamos la creencia de que «aprender con el ordenador es como jugar»? Aprender «con el ordenador» puede ser más fácil, más completo o tener más posibilidades en ciertos casos -y menos en otros-, y desde luego puede ser divertido, pero no más que otros tipos de formación.

Yo puedo hacer chistes, organizar juegos y montar pasatiempos cuando doy un curso presencial, pero no por eso defiendo que enseño jugando. Enseño con los métodos que más se ajustan a cada caso, que es exactamente lo que ocurre con cualquier acción formativa bien hecha, sea e-learning o no. Tendré que investigar si Moodle tiene alguna plantilla con motivos fúnebres, para compensar.

Clases a domicilio… desde casa

Escuchando 5.0 en Radio Nacional me he enterado de la existencia de Webicampus.com, un portal que se dedica a ofrecer aulas virtuales para impartir clases online en tiempo real. Es decir, no es una plataforma de teleformación al uso, sino que se basa en la comunicación sincrónica (a través de texto, audio o vídeo) y permite a un profesor impartir sus lecciones a uno o varios alumnos a la vez sin necesidad de contar con un lugar físico donde reunirse. Quizá el mayor inconveniente para los alumnos es no tener garantías de que un profesor sea realmente competente en la materia que imparte (algo que podría solucionarse en buena parte con, por ejemplo, un sistema de votaciones tipo eBay), pero la idea es muy buena.

Esto viene a incidir en algo que ya he ido dejando caer en otras entradas: un e-learning de calidad debe contar con la interacción total de formador y alumnos mediante algo similar a esto para ser algo más que e-reading; e iremos viendo cómo la comunicación en tiempo real va ganandocada vez más peso en la formación a distancia.

Pero sobre todo es importante porque supone que el negocio de la formación en internet deja de ser patrimonio exclusivo de las empresas. Cualquier individuo con conocimientos puede montar su curso, marcando las tarifas y proporcionando los materiales que considere oportunos. No dará un título respaldado por una entidad más o menos fiable, pero para quien le de más valor al aprendizaje que al papel es una alternativa muy a tener en cuenta.

Os dejo el video promocional que tiene la empresa en Youtube:

*Actualización: Buscando más detalles he descubierto otros portales, como Myngle.com o Lingueo.com, con la misma filosofía pero centrados en el campo de los idiomas.
La ventaja de la especialización está clara: un portal que ofrece profesores de una disciplina concreta permite un mejor control de calidad (si soy el único que ofrece un curso de, pongamos, técnicas de toma de decisiones, no hay con quién compararme, pero si se trata de una plataforma de cursos para la mejora personal, de habilidades directivas o similar, tendré competencia (que es un buen estímulo para perfeccionarse) y mis alumnos un criterio comparativo que pronto hace destacar a los buenos docentes.

Edúcame, Obi-Wan Kenobi…

En Todo BI veo el futuro cercano de la formación a distancia. Ya había leído acerca de una experiencia similar (una conferencia holográfica del Príncipe de Gales), pero es la primera vez que lo veo si no contamos Star Wars:

No es que sea revolucionario (y a juzgar por la descripción seguro que es caro: varias decenas de cámaras recogiendo datos de la presentadora y enviándolos a otras tantas que generan la imagen en el lugar donde se proyecta el holograma), porque es como una videoconferencia a lo grande, pero es muy muy llamativo. Me seduce la idea de dar cursos presenciales desde casa, pero sobre todo creo que su aplicación a la formación online llenará un campo que el videocasting cubre a medias.

Impartir una clase virtual puede hacerse en, por ejemplo, Second Life… pero un avatar no es lo mismo que un profesor de verdad, con sus gestos y su actitud presentes. Si hace unos días hablaba de que el formador suele quedar en segundo plano en el e-learning tal y como suele entenderse, estas experiencias me reafirman en la idea de que se pueden hacer las cosas mejor, y que además la tecnología que tenemos y la que tendremos lo piden a gritos.

Actualización: un análisis en CBC indica que los hologramas no eran tales, sino tomogramas (superposiciones de la imagen en la pantalla). Vamos, como un efecto especial, no una proyección en el espacio. Aunque no invalida la conclusión que comentaba (seguimos teniendo la videoconferencia, después de todo), no deja de ser una lástima. Paciencia.

¿E-learning? Lo dudo.

Hay que reciclarse, así que yo mismo estoy poniéndome las pilas con el e-learning y el b-learning. Para estar al tanto del uso de las TIC en la formación no basta con trabajarse unas buenas presentaciones de Power Point o Impress (que también), sino que el manejo de programas de tratamiento de imágenes, animación, desarrollo web y demás puede venirnos que ni pintado cuando nos encontramos con un cliente que necesita una solución de formación a distancia. Pero de esto en concreto hablaré en otra ocasión.

Sin extenderme ahora sobre las ventajas de las soluciones de formación a distancia, tengo la sensación de que muchas empresas del ramo, atraídas por el bajo coste de ofrecer cursos a través de la red, están desvirtuando el término, y con él despreciando (dicho sea en el mejor sentido) el papel del tutor. Muchas veces queda reducido a un perfil con un currículo más o menos impresionante que es utilizado como reclamo, y quiera o no, no habrá mucho que pueda hacer, porque una buena parte de los cursos online parecen diseñados para que la interacción sea mínima. Para que el alumno no moleste, se diría. Obviamente, si como gerente de una consultora tienes que pagar a un tipo por estar dedicado a un proyecto de formación varias horas a la semana, los costes suben. Si por el contrario las labores de tutoría se reducen a repasar cada dos días un foro en el que flotan tres o cuatro solitarios mensajes de presentación y a responder a otros tantos correos semanales con dudas, con dedicarle una horita diaria va que se mata. Y como es lo que abunda, no existe el miedo a la comparación desfavorable.

Y digo yo: ¿Qué pasaría si se generalizase lo contrario? ¿Si las plataformas de e-learning sacaran de una vez partido a la red y su capacidad multimedia, y resultaran tan útiles y sencillas como un video de CommonCraft? ¿Si el e-learning se convirtiera en un aprendizaje a la carta, a distancia pero en el que el tutor no es un texto más o menos interactivo sino un auténtico formador experto que te guía y te facilita trabajar con los contenidos?

Repasad los cursos online que habéis hecho. Eliminad los que se hayan limitado a leer un texto en la pantalla, tal vez acompañado de un par de botoncitos que (¡oh, sorpresa!) desvelan nuevos párrafos, iconos y, con suerte, animaciones explicativas.

Si tras la purga queda alguno en la lista, enhorabuena, porque sois de los pocos afortunados que saben, de verdad, qué es el e-learning.