Al diseñar materiales didácticos, en el fragor de las pequeñas decisiones sobre cómo redactar una frase o dónde colocar un botón, a veces se pierde la visión de conjunto. No es sencillo traducir los principios pedagógicos generales a un diseño instruccional, y eso favorece caer en lugares comunes y formas de hacer que huelen un poco a rancio. ¿Cómo escribir objetivos que transmitan «qué van a sacar de este recurso sobre facturación» en lugar de «qué les voy a contar en este recurso sobre facturación»?
Por este motivo, además de trabajar con prototipos tempranos, encuentro que resulta útil mantener listas de comprobación para repasarlas cada vez que termino una fase de trabajo sobre el contenido. Suelo hacer una para guiar y auditar el diseño de los contenidos y otra para el de los materiales de evaluación, como este par de ejemplos que uso en formación para la gestión del cambio en implantación de aplicaciones informáticas:
Checklist de las pautas para diseño de contenidos
- Tiene un título sugerente, que relaciona el contenido con necesidades reales.
- No tiene introducciones innecesarias (no incluye cortinillas repetitivas).
- Da objetivos del tipo “por qué me conviene ver esto”, que generan interés (por ejemplo aludiendo a un error común, o con una pregunta)
- Recapitula conceptos anteriores jerárquicamente.
- Incluye una explicación de la lógica subyacente a los flujos de trabajo que se tratan.
- Incluye pequeñas actividades sobre contenidos relacionados y jerárquicamente anteriores (bien tratados en el mismo objeto de aprendizaje algo antes, bien en otros), para forzar la recuperación activa y espaciar la práctica.
- Tiene una estructura visible y una secuencia de orden clara, tanto en los contenidos como en los textos.
- Cierra respondiendo a las preguntas planteadas en los objetivos.
Checklist de las pautas de evaluación
- Evalúa comprensión y no depende de reconocer una respuesta correcta entre otras incorrectas. Por ejemplo: «¿Hay algo mal en esta pantalla?».
- Plantea problemas en lugar de preguntas de respuesta simple.
- Las preguntas obligan a hacer un esfuerzo de evocación.
- El feedback aparece demorado para forzar a evocar el problema.
En estas listas no aparecen elementos básicos que tengo muy interiorizados (como usar estilo directo y frases cortas, mantener las partes expositivas por debajo de los 5 minutos, seguir los principios básicos de diseño gráfico o dar feedback significativo), sino que se centran en aspectos en los que es más fácil caer en tópicos por demanda del cliente o inercia. Me resultan útiles para mantener la visión de los dos niveles de abstracción: las premisas de «alto nivel», que orientan el formato, la estructura y el estilo generales de recursos y textos, y los factores específicos para tomar decisiones concretas de diseño y redacción. Desde luego son una herramienta muy recomendable como apoyo al diseño didáctico, y ayudan a combatir los lugares comunes en el desarrollo de recursos para la formación en el puesto de trabajo.