¡NO! lo hagas


Se puede hablar mucho de las competencias del formador, de qué directrices seguir para dar un buen curso y convertirse en un tutor excepcional, y cualquiera que se dedique profesionalmente a este campo tiene mucho que aprender y que cuidar en este sentido. Sin embargo, en muchas ocasiones, lo que no hacemos habla de nuestra calidad como formadores más aún que lo que hacemos bien. Saber evitar ciertos vicios, hábitos o tendencias durante una sesión presencial hace que la impresión que dejamos sea, como mínimo, correcta. Así pues, he aquí una pequeña (y ampliable, qué duda cabe) lista de qué no hacer:

– Empezar la sesión cuando hay gente que no está atenta o escuchando. Atrae la atención de todos antes de presentarte siquiera, de lo contrario te arriesgas a que lo de estar a otra cosa se convierta en un hábito a lo largo del curso.

– Moverse demasiado. Controla tus paseos arriba y abajo (algo que normalmente hacemos cuando estamos nerviosos) y la gesticulación. Que tu postura corporal no sea de abatimiento o sumisión, procura transmitir seguridad.

Dar la espalda a los asistentes durante una explicación. Es inevitable cuando tienes que escribir algo (a menos que lo hagas a través del ordenador), pero el resto del tiempo intenta mantener el contacto visual con tus alumnos. Si tienes que señalar algo en una diapositiva, utiliza un puntero láser.

– Usar un lenguaje demasiado técnico o demasiado poco técnico, según el caso. Adapta tu léxico al público para asegurarte de que el mensaje llega tal y como quieres que llegue.

– Utilizar un tono de voz monótono y vocalizar mal. Hay gente que, de forma natural, tiende a hablar muy rápido o con la boca entrecerrada; si es tu caso, recuerda que para dar un discurso es importante la forma y la claridad, entrénate para que tu oratoria sea adecuada. Procura igualmente evitar las muletillas y expresiones repetitivas, denotan inseguridad y pueden ser motivo de burla.

– Incluir en el discurso un exceso de chistes o chascarrillos que distraigan la atención. Ojo, porque es fácil caer en esto en algunos cursos si tenemos tendencia a bromear. Ojo además con herir sensibilidades, hay bromas que no proceden. Ante la duda, déjalo correr.

Divagar o perder el hilo. Aunque hay que ser flexible y saber explorar ramas que surjan sobre la marcha, es importante tener un esquema claro de qué secuencia se va a seguir y procurar regresar a él cuando finalice la excursión improvisada.

No reconocer cuándo te has equivocado. A todos nos pasa: no intentes disimular, simplemente corrígete de forma natural.

Estar demasiado pendiente de no hacer todas estas cosas y olvidarte de tu público. Recuerda que lo importante son ellos y el aprendizaje que ha de tener lugar.

Como siempre, la práctica crea al experto, así que averigua si tiendes a caer en alguna de estas (ensayar ante el espejo siempre es revelador, y grabarse en video aún más) y ensaya hasta minimizarla o anularla.

¿Se te ocurre alguna otra costumbre peligrosa? ¿Qué comportamiento poco apropiado detestas más en un formador?

10 comentarios en “¡NO! lo hagas

  1. Buenas tardes:Estoy de acuerdo con el listado aunque añadiría otra cuestión a evitar: los latiguillos. Palabras o frases como \»¿vale?; ¿me entendéis?; ¿me explico?; etc. repetidas mecánicamente, dificultan la comprensión y cansan a la audiencia.Un saludo,Juan Carmelo Monge.

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  2. Hola, formador;Muy cierto. De hecho, voy a incluirlo, porque pueden convertirse en un auténtico peligro (¿quién no ha jugado alguna vez a a ver cuántos \»de acuerdo\» por minuto dice este tipo?).Muchas gracias por el comentario y el apunte. Un saludo,DF

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  3. Se podria decir que estoy en ello… me muerdo la lengua cada vez que me va a salir el \» En efecto\»… Tambien tengo que controlar que mi tendencia al chiste facil en \»mi vida real\» no se propague a la formacion. Aun me queda mucho… pero en ello estoy.Lo que peor llevo es que cuando tengo que escribir en la pizarra está me queda pequeña normalmente, podria decirse que soy mas alto que la media, y no se que imagen transmitire mientras escribo.Como siempre, GRACIAS!!!

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  4. Hola, SiLBaNDo;Tranquilo, a mi me pasa exactamente lo mismo con los chistes 😉 Creo que eso es incurable.En cuanto a las muletillas, es cuestión de entrenamiento, así que persevera. Y especialmente en momentos de nerviosismo o inseguridad, ten cuidado con ellas, porque te delatan como ninguna otra cosa…Aunque tengas que usar una pizarra que no sea de tu talla, no creo que suponga una imagen rara a menos que te haga sentir incómodo, porque eso sí que se notará… La verdad, dudo que tenga importancia.¡Gracias a ti por el comentario!

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  5. También añadiría que la inercia del discuro del formador te lleva en ocasiones a olvidarte que tienes delante personas que deben participar del tema que se está tratando.Digo esto porque la interactividad, el debate en clase, el promover el sentido común y las intervenciones de los alumnos deben estar presente en cualquier acción formativa.Un saludoPD: interesante blog. Lo añado a mi reader.

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  6. Hola y bienvenido, Nacho;Efectivamente, es importante no perder la perspectiva (http://deformadores.blogspot.com/2008/11/manteniendo-la-perspectiva.html) y facilitar aprendizaje real (http://deformadores.blogspot.com/2009/01/caminar-se-aprende-andando.html). Alguna vez pasa que estamos demasiado pendientes de reprimir nuestros vicios, y no nos quedan neuronas libres para crear una experiencia de aprendizaje en condiciones ;)Gracias por tu comentario y tu apreciación. Conocí tu blog hace tiempo y mi Reader lurkea con frecuencia por él :)¡Saludos!

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  7. Hola;Respecto a los chistes y a la pizarra pequeña me pasa lo mismo. Con los chistes hay que tener cuidado porque cada uno tenemos nuestro grado de sensibilidad hacia los diferentes temas; sobre la pizarra yo rizo el rizo: hago un chiste (o \»sucedido\» como les llamo yo) y es el siguiente.Si habéis visitado e Monasterio de El Escorial, existe una denominada creo que \»Sala de Batallas\» y que en realidad es un pasillo bastante largo. En ese pasillo está expuesto un cuadro que representa una batalla (mi neurona no acierta a dar el nombre de la misma) que tiene más de veinte metros de largo. Yo les digo a los alumnos que si me puesieran una vileda de ese tamaño a mi disposición…seguiría quedándose pequeña.Un saludo.

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  8. Para dedicarte a esta profesión tienes que tener algún tornillo suelto, así que del primero que me río delante de los alumnos es de mí mismo; de ahí lo de la vileda de veinte metros y mi manifiesta incapacidad para no pillarme los dedos.El reirte de tí mismo te hace más humano a los ojos de los alumnos; dejas de ser \»don Perfecto\» y te conviertes en uno más.También quiero dejar claro que aunque sueltes una payasada en clase no debes perder de vista el principal objetivo del curso como es el que los asistentes aprendan algo que antes no sabían.

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